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Prescripción de entrenamiento por zonas de intensidades en el Trail Running

Por Luis Franco Llop | Publicado el: 04/03/2021

Trail Running

Progresión del Trail Running

Desde hace millones de años, el desplazamiento para el trabajo, la supervivencia, ejercicio, recreación, etc., conlleva que el caminar y correr sean actividades innatas al ser humano (11). La carrera de resistencia, podría haber jugado un importante papel en la evolución humana, explicando adaptaciones a las presiones selectivas impuestas por las carreras de larga distancia (11, 12). Aunque los humanos se desempeñan peor en términos de potencia, fuerza y velocidad de carrera, en comparación con otros mamíferos, son excelentes atletas de resistencia (12). Los beneficios de la aptitud para llegar rápidamente a los lugares de recolección de residuos o caza y sobre todo la capacidad de correr largas distancias y emplear la técnica de caza persistente podrían haber mejorado las posibilidades de adquirir esa valiosa fuente de nutrientes en competencia frente a otros carnívoros (12), lo que facultaría adaptaciones a nivel del consumo de energía, resistencia, estabilidad bipodal, termorregulación (disipación del calor) y la respiración (11).

Existe una fuerte evidencia histórica de la utilización de correr y caminar largas distancias como medio de entrenamiento o actuación militar (11), como cuando en el 490 aC., el soldado griego Filipides trajo a Atenas la noticia de la victoria en la batalla de Maratón, dando lugar, en su memoria, a la primera carrera que tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Atenas en 1986 (13) y poniendo las bases para las carreras de larga distancia (11).

La historia de las carreras de o por montaña o Trail running es relativamente reciente. Se tienen datos de carreras de montaña realizadas en Escocia por el rey Malcolm Canmore para seleccionar los mejores mensajeros en Braemar hacia el año 1040 (11, 14), realizándose carreras aisladas hasta el 1984 con la creación de la World Mountain Running Association (15) y siendo en 1995 cuando se define oficialmente qué es el Trail running por la British Athletic Federation (11). En julio de 2013 nace la International Trail Running Association (ITRA), llegando a las 5.503 carreras registradas en su web en el 2019 (16) y en noviembre de 2014 se crea la Asociación Española Trail running (AE TRAIL) (17).

A pesar de la disputa por conseguir la calificación oficial de la modalidad deportiva en España por varias organizaciones como la RFEA (carreras de montaña), la FEDME (carreras por montaña) y la FEEC (carreras de velocidad por montaña) (18), basándonos en el reconocimiento de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) en el 2015 del Trail Running (19), nos centraremos en los practicantes de esta modalidad, que se define, según la ITRA por carrera pedestre abierta a todas las personas, que se desarrolla en un ambiente natural (montaña, desierto, bosque, planicie,…) pasando por el mínimo posible sobre asfalto o carreras pavimentada (no deberá exceder el 20% del total del recorrido). El terreno podrá ser variable (caminos, senderos, pistas, etc.) y deberá estar correctamente señalizado. La carrera, idealmente, aunque no necesariamente, deberá realizarse en autosuficiencia o semisuficiencia y deberá mantener el respeto a la ética deportiva y el medio ambiente (19).

Desde el año 2000 no ha parado de crecer el número de carreras por o de montaña, de las 38 carreras registradas en 2008 se pasó a las 663 en 2014, con un total de participantes de 111.500 corredores, lo que supuso una media de 12,7 carreras por semana (19). Estas cifras aumentaron alcanzando unas 1.452 en el 2015 (20) y llegando a las 1.900 en el 2016 (18), reflejando una tasa de crecimiento anual, desde el 2011 al 2016, de un 8,5% (18). Gómez-Limón (2015) calculó que unas 700.000 personas corrían anualmente por espacios naturales singulares (20).

Según Seguí y cols. (2016) las causas que pueden explicar el gran aumento de las carreras (de o por) montaña o Trail running son: a) la oferta, debido al incremento de competiciones deportivas (oficiales y no oficiales); b) la demanda, por el aumento de corredores; c) el mercantilismo de la actividad, por la expansión y la consolidación de las marcas comerciales en un nicho comercial hasta ahora desconocido; d) la difusión mediática, al ser cada vez más los canales de comunicación que tiene programas específicos sobre el tema; e) la dinamización del territorio, al ser una actividad de turismo receptor cada vez más consolidada y socialmente aceptada; y f) la función social (coloquialmente denominada efecto Kilian), debida a la función de afiliación, reconocimiento y autorrealización social de la actividad (19).

Durante el año 2020 y al menos, principios del 2021, debido a la crisis de salud global derivada de la pandemia por COVID-19, la mayoría de carreras de Trail Running han sido canceladas o pospuesta (21, 22, 23, 24). La afectación negativa para los organizadores de carreras ha sido opuesta al aumento de ingresos de un 18% en las marcas deportivas (25), lo que se podría traducir por la necesidad de los antiguos y nuevos corredores de salir a la montaña como válvula de escape como entorno sin riesgo de COVID-19.

Una manera de compensar la importante reducción de la oferta de carreras tradicionales ha sido mediante el aumento de las Carreras Virtuales, las cuales, evitando las aglomeraciones, reducen los riesgos de contagio (26, 27). Este tipo de carreras hacen necesario la utilización de elementos como relojes o móviles con GPS, necesarios para la medición del recorrido y el tiempo.

 

Características del Trail Running

Como se ha mencionado anteriormente, las carreras de o por montaña o de Trail se desarrollan en diferentes tipos de terrenos naturales (arena, caminos de tierra, senderos forestales, pista, caminos nevados, etc.) y en diferentes entornos (montañas, bosques, llanos, desiertos, etc.), aunque se desarrollan en espacios naturales, se aceptan algunas limitadas secciones de ruta (asfalto, alquitrán, grava, etc.) para alcanzar o enlazar los senderos (16). Las características propias del Trail Running hacen que su desempeño se pueda realizar bajo condiciones ambientales difíciles y en una complejidad de la carrera debido a alto desnivel acumulado y terrenos muy irregulares, lo que impone diferentes demandas fisiológicas y biomecánicas en la musculatura y el cuerpo humano en relación con la carrera en carretera (28).

Actualmente, las carreras de Trail Running ya no se clasifican por distancia, sino por Kilómetros de esfuerzo, dividiendo en siete categorías diferentes las carreras de Trail (de XXS a XXL). Los Kilómetros de esfuerzo se calculan sumando la distancia expresada en kilómetros con la centena del desnivel positivo expresada en metros. También se contempla un coeficiente de ajuste para tener en cuenta la tecnicidad del recorrido, la meteorología u otros factores que dificulten la carrera, aplicándolo a la puntuación final de los corredores (16).

 

Categoría Puntos ITRA Kilómetros de esfuerzo Tiempo aproximado del ganador
XXS 0 0-24 1h
XS 1 25-44 1:30h - 2:30h
S 2 45-74 2:30h - 5h
M 3 75-114 5h - 8h
L 4 115-154 8h - 12h
XL 5 155-209 12h - 17h
XXL 7 ≥210 >17h
Clasificación de los trails y sistema de puntos ITRA. Adaptado de ITRA (2019) (16).

Podemos encontrar carreras muy cortas, pero con elevado desnivel positivo, como el Aventón de las Palancas (Vertical) que, con tan solo 1.880 m de distancia, tiene un desnivel positivo de 1.008 m (29) a carreras como la Flyrunning-La Molina (Descenso Vertical) con una distancia de 3,9 km y un desnivel negativo de 720 m (30). Son habituales las carreras entre 10 y 30 km, seguidas por maratones de montaña como la Zegama Aizkorri (31), carreras de 100 millas como la UTMB (32) o Hardrock (140), de 330 km como la Tor des Géants (141), hasta carreras como la Transpyrenea con casi 900 km y unos 50.000 metros de desnivel positivo (142). Esto nos lleva a carreras que pueden durar minutos u horas hasta varias jornadas, dónde la administración de los descansos y el sueño se hacen indispensables.

 

Factores de rendimiento en Trail Running

En el Trail Running, como disciplina aeróbica, el rendimiento final (tiempo) depende de la velocidad media mantenida durante la carrera. La velocidad media es proporcional a la fracción del volumen de oxígeno máximo (VO2max) sostenida y es inversamente proporcional al costo de energía de la locomoción (economía de carrera) (33).

 

V = F(%) / Cr T = d / V = d * Cr / F(%)
(V: Velocidad media de la carrera, Cr: Coste energético, d: Distancia, T: Tiempo, F (%): Fracción de VO2max).
Ecuaciones de Di Prampero (2003), adaptado de Balducci (2017) (33).

Los factores que determinan la fracción del VO2max difieren de distancias más cortas y planas, especialmente hasta la maratón, de las carreras de ultra resistencia. A intensidades más bajas, el umbral láctico, la termorregulación y la capacidad de oxidar los lípidos son de menor importancia, siendo la protección contra el daño muscular esencial, junto con los trastornos gastrointestinales (33).

Las variables antropométricas como el porcentaje de grasa, el índice de masa corporal (34, 35) y la velocidad de carrera durante los entrenamientos (36) son predictores en carreras de media maratón, tanto en hombres como en mujeres, y en corredores de maratón recreativos lo sería, además, la distancia máxima de entrenamiento por semana y el número de sesiones de carrera por semana, observándose hallazgos similares en distancias más largas de carrera como la ultramaratón (28).

Según Olmedillas (2018) y Ehrström y cols. (2018), los corredores de Trail Running tienen movimientos biomecánicos en el patrón de carrera distintos a los corredores de asfalto, posiblemente, debido a tener que superar considerables desniveles acumulados, lo que se traduce en una acción concéntrica y excéntrica de las extremidades inferiores, a diferencia que en los corredores de asfalto que se caracterizan por ciclos de estiramiento-acortamiento de los músculos extensores de las extremidades inferiores (37, 38). Durante una carrera plana, los movimientos verticales del centro de masa son en general iguales, como el trabajo externo positivo y negativo dentro de cada zancada, por el contrario, en carreras de Trail Running el mecanismo de rebote desaparece a medida que aumenta la velocidad y la pendiente. En pendientes positivas el tiempo de paso y los movimientos descendentes del cuerpo se reducen, mientras que, en pendientes negativas, el tiempo de paso aumenta y el movimiento ascendente disminuye. También, las fuerzas de reacción del suelo cambian de una pendiente negativa a una positiva, los picos de fuerza de impacto y de frenado desciende, mientras que el pico de fuerza propulsora aumenta (38).

Aunque las investigaciones que se han centrado en la fatiga han reportado reducciones cercanas al 40% de la fuerza muscular en extensores de rodillas y los flexores plantares, esta pérdida de fuerza no presenta una relación lineal con la duración de la carrera, posiblemente, debido a una estrategia de conservadora del ritmo por parte de los corredores (37). Los estudios realizados en carrera de Trail Running cortas sugieren que los mecanismos centrales y periféricos de la fatiga junto con el daño muscular contribuyen a la disminución del rendimiento, alteraciones sufridas sobre todo por tramos de descenso, mientras que en tramos de ascenso se debería a la alta intensidad del ejercicio requerido. Por lo que es, de especial importancia, la fuerza muscular y/o la resistencia a la fatiga para reducir estas alteraciones musculares (38).

Según Ehrström y cols. (2018) el porcentaje de VO2max (%VO2max) que se puede mantener en carrera, que está estrechamente relacionado con el umbral de lactato, y la economía de carrera (RE, expresado en costo de energía) se consideran determinantes fisiológicos claves del rendimiento en corredores de resistencia, los cuales formarían parte del modelo de resistencia clásico, el cual no explicaría el rendimiento en una carrera de Trail running corta en un grupo de corredores bien entrenados, explicado, sólo, el 48,1% de la varianza total del rendimiento, lo que podría mejorar aplicando factores más específicos al Trail running como la resistencia local (promedio de los valores torque de contracciones concéntricas máximas de extensión y flexión de rodillas registradas al inicio y al final de la prueba de resistencia local) o la economía de carrera (RE) medida en condición de pendiente positiva (38).

Alvero-Cruz y cols. (2019) estudiando la predicción del rendimiento en una carrera de Trail Running corta (27 km, 1750 desnivel positivo), no encontraron correlaciones con la edad y la masa muscular, pero si con el porcentaje de masa grasa y el índice corporal. La frecuencia cardíaca, la velocidad y VT1 y VT2 no se asociaron a tiempos de carrera. Solo el VO2max de correlacionó significativamente con el tiempo de carrera, representando en los modelos de regresión múltiple el 57% de la varianza total, que junto al porcentaje de masa grasa subió al 83% (34). Aunque Oliveira-Rosado y cols. (2020) consideran que el segundo umbral ventilatorio parece ser la mejor variable de aptitud aeróbica para distinguir entre los corredores de Trail Running según su nivel competitivo (39).

Hemos de tener en cuenta que otros autores consideran la edad como un predictor clave del tiempo en ultramaratones (36). Nikolaidis y col. (2020) analizando las edades de máximo rendimiento en ultramaratones de 100 km entre 1959 y 2016 encontró que, considerando a todos los finalistas, la edad promedio era de 45 y 41 años para hombres y mujeres respectivamente, y si se consideraba los 10 primeros clasificados la edad descendía a 41 y 30 para hombres y mujeres respectivamente (40). O’Loughlin y cols. (2018) concluyó que la edad no era la variable más importante para las mujeres que competían en ultramaratón, difiriendo, según ellos, las variables predictoras entre hombres y mujeres. Los mejores tiempos de carrera en media maratón, 10 km y 5 km, junto el volumen de entrenamiento, fueron importantes para las mujeres, mientras que el índice de masa corporal, la velocidad de entrenamiento y los mejores tiempos en maratones y carreras de 5 km lo fueron para los hombres. Los mejores tiempos personales anteriores en maratón parecen ser una variable de predicción fuerte e independiente para el rendimiento de carreras de ultra resistencia de 100 km, 350 km y carreras de 24h en hombres. La variable años corriendo no se asocia con el tiempo de carrera (carrera de 62 km) en mujeres, pero si en hombres, aunque otros autores no encuentran esta correlación en ultramaratones. Parece ser que los años corriendo son más importantes en carreras cortas (36).

Knechtle y cols. (2014), junto con la edad, consideran predictores del tiempo en ultramaratones la masa corporal, el índice de masa corporal, circunferencia de la parte superior del brazo, porcentaje de grasa corporal, media de horas de carrera semanales, media de kilómetros semanales, velocidad en el entrenamiento, mejor tiempo personal en la maratón, el número de ultra carreras de 100 km finalizadas y el mejor tiempo personal en una ultra - carrera de 100 Km. En general, Knechtle y cols. (2014), consideran la intensidad del entrenamiento como un factor que podría ser más importante para el resultado exitoso en carrera de 100 Km que los atributos antropométricos, por lo que se debe explorar la motivación para entrenar intensamente para una carrera de este tipo (35).

El aumento de VO2max (directamente) y la economía de carrera (RE) (inversamente) están relacionados con la mayor velocidad que se puede mantener en una carrera, pudiéndose explicar las diferencias en el rendimiento por la mejora en la económica de carrera en individuos con similar VO2max. El hecho de no encontrarse correlaciones entre pruebas incrementales en cinta de correr en pendiente y a nivel sugiere la necesidad de incluir protocolos de pruebas inclinadas para su evaluación. Aunque según Balducci y cols. (2016), el VO2max reportado de pruebas a diferentes inclinaciones (0, 12,5 y 25%) no presenta diferencias en corredores muy bien entrenados (41). El menor aumento de la economía de carrera al aumentar la pendiente en algunos corredores se podría explicar por el componente elástico, capacidad de almacenamiento de energía, ya que el trabajo muscular se eleva a mayor pendiente, aunque puede haber mejor adaptación muscular (37, 38, 41).

Mientras que el VO2max es determinante en carreras planas y con pendiente positiva, no lo es en pendiente negativas (42). Born y cols. (2017) pudieron apreciar que, en bajadas técnicas a máximo esfuerzo, ningún sujeto alcanzó su VO2max (43), aunque debemos tener en cuenta que el tiempo dedicado a los descensos es un predictor muy fuerte del rendimiento en carrera (42).

Según Lemire y cols. (2021) en una carrera cuesta abajo de 5 km (aproximadamente de 5 minutos de duración con una pendiente negativa del - 8%) permite alcanzar una frecuencia cardíaca y una frecuencia ventilatoria cercanas a la máxima, pero un consumo de oxígeno alto, pero submáximo. Los autores consideraron como un predictor importante para el rendimiento cuesta arriba y abajo a la velocidad asociada a la VO2max (VAM), siendo el índice de masa corporal (IMC) significativo para la cuesta arriba y la rigidez musculotendinosa de las piernas para cuesta abajo, mientras que la fuerza máxima de las extremidades inferiores era significativa para cuesta arriba y abajo (44).

En atletas entrenados en carreras de montaña, se puede suponer que los factores periféricos, en este caso el muscular, no son obstáculo para el VO2max medido en subida, mientras que para corredores de carreras planas podría ser un impedimento (33).

Scheer y cols. (2019) considerando que los umbrales de lactato (LT) son predictores de rendimiento clásicos, especialmente en carreras y ciclismo en carretera, y teniendo en cuenta la importancia del concepto de transición aeróbica-anaeróbica para la prescripción del entrenamiento estudiaron los conceptos de LT establecidos, en un grupo de corredores de Trail en dos carreras cortas. Concluyeron que los umbrales de lactato pueden ser valiosos para predecir el rendimiento de la carrera de Trail y para diseñar planes de entrenamiento, al correlacionarse con los tiempos de una carrera XS Trail en un 84 %, mostrando mejor correlación con los corredores más lentos (28).

Ruiz (2018), analizando corredores de Trail Running durante una maratón de montaña, también concluyó que el umbral de lactato (velocidad a ese nivel) parece ser el mejor predictor del rendimiento en carreras por montaña. También pudieron apreciar que una maratón de montaña se realiza a una intensidad media relativa inferior a la de una maratón en asfalto, situándose al 94% de la FC del umbral de lactato en los corredores con mejor clasificación. Los corredores de nivel superior consiguen mantener intensidades relativas mayores y, mientras los corredores de menor nivel mantienen intensidades relativas mayores en llanos y subidas, los mejores corredores también mantienen altas intensidades en bajadas. Las intensidades relativas medias en llanos y bajadas de los mejores corredores se asimilan a las de los corredores de maratón de asfalto. En los corredores de menor nivel se observa un descenso del rendimiento tanto por factores periféricos – musculares como del sistema cardiovascular, a diferencia a los de mayor nivel, que el descenso de rendimiento viene dado en menor medida, solo, por los factores periféricos - musculares (45).

 

Cargas de entrenamiento

Mujika (2017) destaca la importancia de establecer relaciones causales entre el entrenamiento y las adaptaciones fisiológicas y el rendimiento resultante, lo cual, sería imposible sin una cuantificación precisa y confiable de la carga de entrenamiento realizada por el deportista (46). Siendo una necesidad evidente, Hopkins (1991) y más tarde Foster y cols. (2001) destacan que la cuantificación de las cargas de entrenamiento no ha recibido la importancia y atención que se merecen, tanto por los entrenadores como por la literatura científica (47, 48).

Wallace y cols. (2014) describen la carga de entrenamiento físico como la dosis de entrenamiento completada por un atleta durante una sesión de ejercicio (49), según Lucía y cols. (2003), la carga de entrenamiento equivale a la intensidad por el volumen (50).

Borresen y Lambert (2009), Lambert (2014), Halson (2014), Wallace (2014), Saw y cols.(2016), Foster (2017) Mujika (2017), Campdell y cols. (2017), Allué (2018), Impellizzeri (2018) y Stöggl y Sperlich (2019) han descrito métodos disponibles para la cuantificación de las cargas de entrenamiento realizadas por los atletas con el objetivo de evaluar la fatiga, reducir las lesiones o patologías y aumentar el rendimiento deportivo (46, 9, 49, 51, 52, 10, 53, 256). Todos ellos coinciden en definir cualquiera de los métodos de cuantificación utilizados en carga de entrenamiento externa o interna. Según Allué (2018) el concepto de carga interna aparece a principios de la década de 1980 con el auge tecnológico y con los métodos más exactos de medir las respuestas fisiológicas (54). Aunque según Impellizzeri y cols. (2018) los conceptos de carga de entrenamiento interna y externa se presentaron por primera vez en Austria en 2003 (10)

La carga de entrenamiento puede dividirse en carga interna y externa, según nos refiramos a aspectos medibles que ocurren interna o externamente al atleta (46, 53, 9, 10). Según Impellizzeri y cols. (2018) la organización, la calidad y la cantidad de ejercicio (plan de entrenamiento) determinan la carga externa, que se define como el trabajo físico prescrito y considera que los entrenadores prescriben el entrenamiento de acuerdo con la carga externa para obtener la respuesta psicofisiológica deseada. Es esta respuesta la que corresponde a la carga de entrenamiento interna. En consecuencia, las medidas de carga interna pueden ser indicadores que reflejen la respuesta psicofisiológica real que el cuerpo inicia para hacer frente a los requisitos provocados por la carga externa. (10). Según Mujika (2017) mientras que la carga de entrenamiento externa es una medida objetiva de trabajo, la interna evalúa el estrés biológico impuesto por una sesión de entrenamiento determinada. Dependiendo de las características genéticas, condición física y antecedentes de entrenamiento cada atleta responderá de manera diferente a la aplicación de la misma carga externa (46). Campdell (2017) considera que las cargas externas representan el resultado real de lo que hizo el atleta en la sesión de entrenamiento, como el peso levantado, volumen de entrenamiento, producción de potencia, velocidad, aceleración, análisis de tiempo-movimiento y funcionamiento neuromuscular (por ejemplo, prueba de salto). Mientras que las cargas internas representan cómo el atleta respondió fisiológicamente a la sesión de entrenamiento y al volumen acumulado previamente, con métodos de monitoreo cómo la calificación de la sesión de esfuerzo percibido (sRPE), frecuencia cardíaca (FC), índice de FC a índice de esfuerzo percibido (RPE), impulso de entrenamiento (TRIMP), concentraciones de lactato, variabilidad de FC (HRV) y recuperación de FC (53). Debemos puntualizar que la recuperación de la FC y la variabilidad de la FC recopiladas después del ejercicio, para Impellizzeri y cols. (2018), no corresponden con indicadores de carga interna, al considerar que “un indicador de la carga de entrenamiento interno es cualquier indicador que pueda usarse para prescribir la intensidad del ejercicio” (10).

Tenemos que considerar que es el estrés fisiológico relativo impuesto al atleta (carga de entrenamiento interna) y no la carga de entrenamiento externa lo que determina el estímulo para la adaptación al entrenamiento (49) y que los conceptos de carga interna y externa no tienen una medida única, sino que se pueden cuantificar mediante un número importante de variables, las cuales tendrán una validez u otra según el contexto en que se apliquen (10).Una combinación de la carga externa e interna es necesaria para comprender la carga de entrenamiento del atleta y su seguimiento, ayudándonos a revelar la fatiga (9). Los atletas que exhiben una carga interna más baja que la carga externa estandarizada completada en condiciones similares reflejan una mayor aptitud. Por el contrario, cuando la carga interna aumenta en esta situación, el atleta puede estar perdiendo forma física o sufriendo fatiga. Además, la combinación de medidas psicológicas y fisiológicas de la carga de entrenamiento interno puede sugerir el tipo de fatiga que sufre el atleta (10).

Soligard y cols. (2016) en su consenso del comité olímpico internacional sobre la carga en el deporte y el riesgo de enfermedad destacan que hay evidencia de que las cargas de entrenamiento absolutas altas están asociadas con un mayor riesgo de enfermedad en los atletas recreativos y de subélite (curva en forma de J). Sin embargo, también hay evidencia de que esta relación no se aplica necesariamente a los atletas de élite en el nivel más alto, donde las cargas de entrenamiento altas no están asociadas con un mayor riesgo de enfermedad (curva en forma de S) (55).

 

Carga / Riesgo enfermedad
Relación entre la carga y el riesgo de enfermedad en atletas recreativos y de sub-élite versus atletas de élite, adaptado Soligard y cols. (2016) (55).

 

Impellizzeri y cols. (2018) recomiendan utilizar la carga de entrenamiento interna como medida principal para monitorear los atletas, al determinar, esta, el resultado del entrenamiento. Esto se debe a que la carga interna experimentada por una carga externa puede variar dependiendo de los factores específicos del atleta o entre los atletas, como son la nutrición, la salud, el estado psicológico y genética o por factores externos como la temperatura, humedad, etc. Es recomendable evaluar directamente la carga interna para asegurarnos de la respuesta psicofisiológica deseada, lo que no es siempre posible al no haber siempre un indicador válido disponible de carga interna. En estos casos podemos utilizar otros indicadores de carga externa que son fácilmente medibles, aunque estimar implícitamente la carga interna a partir de las medidas de carga externa no tienen por qué tener una correspondencia directa. También debemos aplicar indicadores de carga interna adecuados, debido a las diferentes respuestas provocadas por diferentes indicadores de carga interna, como, por ejemplo, es sabido que el porcentaje del consumo máximo de oxígeno (VO2max) puede corresponder a diferentes porcentajes de los umbrales de lactato, por lo que atletas que se ejercitan al mismo porcentaje de VO2max, pueden sufrir diferentes adaptaciones (10).

Según Matos y cols. (2019) en la prescripción del entrenamiento de los trail runners, las cargas internas y externas deben ser las adecuadas y manteniendo un equilibrio entre ellas para evitar las sobrecargas o las subcargas y permitir la mejora en el rendimiento. Su correcta planificación realizada a través de microciclos permite una aproximación del entrenamiento respecto a los requisitos de las carreras, provocando las adaptaciones específicas necesarias para el deportista, por lo que el seguimiento de las cargas de entrenamiento ser hacen imprescindibles para su correcta evaluación (56).

La práctica del Trail Running hace necesario una gestión de la carga debido a las grandes distancias que recorren los deportistas, al caracterizarse de una carrera de o por montaña con distancias muy variables, desde 10 a 894 km, durante unas horas o varios días, con alta especificidad del terreno, alto componente de desnivel acumulado y tiempos muy distintos entre atletas (56).

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