Prescripción de entrenamiento por zonas de intensidades en el Trail Running
Por Luis Franco Llop | Publicado el: 04/03/2021
Introducción
Creando una importante base para los conocimientos actuales, Matvéev (1985) consideró el entrenamiento deportivo como una forma básica de preparación del deportista, que, basándose en ejercicios sistemáticos y formados por un proceso organizado pedagógicamente, podría dirigir la evolución del deportista (1). Matvéev junto a otros autores ponen de manifiesto la necesidad de planificar los entrenamientos, en el cual se prescribe una carga de entrenamiento que debe ser realizada y superada por el deportista (2, 3). Esta carga representará un estrés físico sobre el deportista (3), que comportará un efecto biológico, generalmente funcional, regido por la ley básica del entrenamiento, es decir, la Ley de Adaptación Biológica (4, 5). Las leyes biológicas en que se basa la propuesta de periodización del entrenamiento deportivo de Matvéev son las teorías del Síndrome General de Adaptación (GAS) (6), Ley de Schultz y la supercompensación, sobre las cuales se apoya para hacer transitar las diferentes fases del entrenamiento para alcanzar la forma deportiva deseada, donde la planificación debe cumplirse y adaptarse a estas (7). Partiendo de la ley del umbral o de Shultz-Arnodt y como nos recuerda Mirallas (2019), cada deportista tiene un umbral de intensidad individual ante una carga aplicada o trabajo, un margen máximo de tolerancia y una capacidad propia para mejorar su nivel inicial (8), por lo que la aplicación de la carga de entrenamiento adecuada se hace indispensable para alcanzar la adaptación deseada (supercompensación) y, por lo tanto, los objetivos deportivos buscados. La carga de entrenamiento debe ser modificada, particularmente en frecuencia, duración e intensidad, a medida que los atletas varían su rendimiento, así como, debido a la necesidad de aumentar o disminuir la fatiga dependiendo de la fase del entrenamiento o competición (9). Según Impellizzeri (2018) debemos recordar que el ejercicio induce una respuesta psicofisiológica, y es esta respuesta (en lugar de la tarea de ejercicio en sí) la que proporciona el estímulo para la adaptación. La respuesta del atleta al estímulo es específica de la naturaleza, intensidad y duración de la tarea de ejercicio, pudiendo generar adaptaciones agudas con la aplicación de una sola sesión o crónicas con la repetición de varias sesiones. El estímulo de entrenamiento debe aplicarse en la magnitud adecuada y con la frecuencia suficiente para evitar el deterioro de las adaptaciones (10).
Teniendo en cuenta la importancia de una individualizada y específica prescripción de las cargas de entrenamiento, se nos presentan varias dudas, a qué nivel de precisión somos capaces de llegar a la hora de prescribir cargas en corredores por montaña, siendo estos, en su gran mayoría amateurs o recreativos. Que elementos y dispositivos encontramos actualmente que nos faciliten esta tarea, y tales dispositivos y elementos a qué nivel de validación están. Y, por último, hasta qué punto, los corredores por montaña, nos permitirán ser invasivos, al ser un deporte que se caracteriza por su concepción de libertad o, es necesario un control o evaluación tan exhaustiva para conseguir unos determinados resultados.
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